En las últimas semanas ha saltado a la palestra informativa la lucha del sector del aceite de oliva contra el sistema de etiquetado Nutri-Score.

El Gobierno de España anunció hace dos años su disposición a adoptar esta suerte de semáforo nutricional durante el primer trimestre de este año. De momento es un modelo voluntario, pero el Gobierno ha advertido de que «es muy probable que pase a ser obligatorio en el futuro» a escala comunitaria.

Desde un primer momento, este sistema suscitó una gran polémica ya que esta catalogación no posicionaba bien al aceite de oliva y lo equipara al de otras grasas menos beneficiosas.

En estos momentos parece que el Ministerio de Consumo ha decidido excluirlo del semáforo nutricional europeo (Nutri-Score) cuya implementación está previsto este año. Sin embargo, esta exclusión tampoco termina de convencer al sector, ya que podría generar confusión en el consumidor ante la sospecha de que el resto de los productos alimenticios llevaran su información nutricional, mientras los aceites de oliva no la mostraran. Es evidente que no es suficiente, por lo que el sector continúa insistiendo en la necesidad de otorgar al aceite de oliva virgen extra y virgen la máxima calificación: el verde oscuro. 

 

Repercusión en otros países

Nutri-Score ya está implantado en países europeos como Francia, Alemania, Bélgica, Holanda, Austria o Portugal, países muchos de ellos, grandes consumidores de aceites de oliva españoles. Estos países no están por la labor de acometer determinados cambios. De hecho, la excepción del aceite no impedirá que más allá de las fronteras españolas el aceite pueda ser etiquetado con una mala nota, repercutiendo negativamente en sus perspectivas de consumo.

 

¿Es necesario implantar un sistema como Nutri-Score?

Es una realidad que para una gran mayoría de consumidores la información nutricional obligatoria presente en los alimentos es incomprensible, o bien se presta a frecuentes a malinterpretaciones. El Ministerio de Consumo considera que la inclusión de un sistema como Nutri-Score supondría un valor añadido para el consumidor medio permitiéndole comprender mejor el valor nutricional de cada producto. La gran ventaja del Nutri-Score consistiría en ofrecer una única nota (no cinco) que se concretaría en el conocido logotipo Nutri-Score, consistente en cinco colores (del verde oscuro al rojo) asociados cada uno de ellos a una letra, categorías de la A a la E respectivamente y de mejor a peor calidad nutricional.

 

¿Cómo funciona el sistema Nutri-Score?

La idea general del algoritmo es relativamente sencilla, aunque luego hay excepciones y particularidades varias. La nota Nutri-Score es mejor cuantos menos puntos se obtienen en el algoritmo, y es peor cuantos más puntos.

Suman puntos los aspectos negativos como la cantidad de calorías, azúcares, grasas saturadas y sal; mientras que restan puntos los contenidos beneficiosos, como el porcentaje de frutas o verduras empleado para obtener el producto, así como su aporte de fibra, vitaminas y proteínas.

En conclusión, esa única nota para cada producto supone que si estamos ante una A o una B se trata de un alimento saludable, mientras que una D o una E nos deberían poner en alerta. La finalidad última consiste en facilitar un resumen visual del valor nutricional del producto.

 

¿Por qué el semáforo nutricional Nutri-Score da una mala nota al aceite de oliva virgen extra?

Una de las claves de la discusión es que la herramienta penaliza a los productos con un único ingrediente, como el aceite de oliva, la leche, la miel o los huevos. Además, Nutri-Score no discrimina los productos de una misma categoría según su valor nutriente, de tal forma que el aceite de colza o el de nuez reciben la misma nota (C) que el de oliva, a pesar que este último contiene una proporción mucho mayor de ácido oleico, un componente beneficioso para la salud cardiovascular.

Nutri-Score realiza las valoraciones entre productos pertenecientes a una misma categoría o entre alimentos pertenecientes a familias diferentes, que suelen compartir espacios en las estanterías de los supermercados: yogures comparados a postres lácteos o cereales del desayuno comparados a galletas, bollería industrial o panes industriales. En el caso del aceite de oliva, lo compara entre las diferentes grasas, y obtiene una baja calificación por su contenido en calorías, grasas totales y grasas saturadas. De este modo, se da la paradoja que este producto básico de nuestra dieta mediterránea obtiene una nota peor que algunos productos ultraprocesados.

Otro motivo de crítica es la medida empleada para catalogar el producto, de 100 gramos o mililitros, lo que penaliza a productos de un solo ingrediente, como el aceite de oliva, pues el algoritmo no tiene en cuenta la calidad de la grasa. Por el contrario, beneficia a alimentos ultraprocesados cuyas raciones superan esa cantidad y compensan el alto contenido de azúcar con otro tipo de propiedades que, según lamentan muchos nutricionistas, no contribuyen a una mejor alimentación. De hecho, los alimentos frescos, los más saludables, ni siquiera pasan por este sistema de etiquetado.

Otra importante debilidad es que no es un sistema transparente, ya que uno de los elementos que se valoran en el algoritmo es la proporción concreta de “frutas y hortalizas, legumbres y frutos secos”, algo que con el único acceso a la lista de ingredientes y a la tabla de información nutricional es imposible conocer.

En definitiva, es evidente que el consumidor precisa de un sistema más claro y comprensible para determinar si un producto es más o menos saludable, pero también que el sistema de medición Nutri-Score, cuya implantación está prevista en breve, tiene importantes lagunas a solventar. Las redes sociales han servido una vez más como altavoz de las voces más críticas con este nuevo sistema.

Desde Oleoestepa queremos recordar que el 10 de febrero se celebra el Día Mundial de las Legumbres. No solo están ricas, se pueden combinar con muchos ingredientes y se comen en cualquier época del año. Tienen otras muchas ventajas que las hacen ser una opción perfecta para la despensa de cualquier hogar.

Pequeños alimentos que esconden grandes curiosidades

La variedad de legumbres que existen o el hecho de que se consuman en todo el mundo permiten reunir muchos datos curiosos sobre estos alimentos. Estos son algunos de ellos:

  • Los humanos llevan más de 11.000 años cultivando y consumiendo legumbres.
  • Pese a lo saludables que son, no se consumen más de 3,5 kilos de legumbres al año por persona, mientras que el consumo de frutas asciende hasta los 90 kilos por persona y año.
  • Además, los que más se alimentan de legumbres son los mayores de 50 años.
  • Las legumbres eran veneradas en la antigüedad, ya que para muchos pueblos no eran solo alimentos, sino también un elemento muy importante de sus culturas. Por ejemplo, los egipcios incluían legumbres entre las riquezas con las que sepultaban a los faraones.
  • Las legumbres tienen una gran diversidad genética que les permite adaptarse a cualquier clima. Tanto es así que algunas crecen en zonas sin apenas agua, como el frijol tépari, conocido como la ‘alubia del desierto’, que crece en las regiones desérticas de México y Estados Unidos.
  • Hay una sopa de alubias que ha pasado a la Historia porque desde principios del siglo XX se sirve a diario en el comedor del Senado de Estados Unidos. Tal éxito tuvo que uno de los senadores pidió que se convirtiera en un plato fijo en el menú del lugar.

¿Por qué son tan buenas las legumbres?

Las lentejas, alubias, garbanzos… contienen muchos nutrientes y un alto contenido en proteínas. Además, son bajas en grasas y ricas en fibra, por lo que ayudan a reducir el colesterol y a controlar el azúcar en sangre. De hecho, las organizaciones sanitarias recomiendan su consumo entre 3 y 4 veces por semana para hacer frente a enfermedades como la diabetes, la obesidad o las patologías cardíacas, indica las Naciones Unidas en el siguiente vídeo.

Seguridad alimentaria
Al ser un alimento no perecedero y no especialmente caro, las legumbres se consumen en todo el mundo, ayudando a reducir el hambre en los países con menos recursos naturales o económicos. De hecho, en las regiones donde la carne y los lácteos no son muy accesibles las legumbres se convierten en la principal fuente de proteínas para la población.
También son un alimento muy beneficioso para sus agricultores porque pueden utilizarlas para consumo propio o para venderlas, de modo que generan una gran estabilidad económica, según la ONU.

 

Beneficios medioambientales
Las legumbres fijan el nitrógeno de la atmósfera en el suelo, lo que contribuye a mejorar la fertilidad y la productividad de las tierras de cultivo. Esto hace que no sean necesarios los fertilizantes sintéticos que aportan nitrógeno al suelo y que son contaminantes, por lo que estos alimentos también ayudan a mitigar el cambio climático y el calentamiento global, indican desde Naciones Unidas.
Además, las legumbres evitan que se extiendan las plagas y las enfermedades que afectan a las plantas, promoviendo la biodiversidad agrícola.

Como después de tanta explicación seguro que entran ganas de saborearlas a continuación os dejamos alguna propuesta de fácil elaboración. A disfrutarlas, por supuesto, con un poco de aceite de oliva virgen extra, a ser posible, de Oleoestepa.

 

Cazuela de habas con alcachofas

 

 

 

 

 

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer el próximo 4 de febrero y en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa Oleoestepa pone en marcha una campaña informativa y de concienciación sobre la importancia de la incorporación de hábitos saludable a la vida diaria como principal forma de reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

En esta ocasión nos centramos en la importancia clave de la práctica de actividad física para reducir la probabilidad de sufrir cáncer.

La inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en todo el mundo (6% de defunciones a nivel mundial). Sólo la superan la hipertensión (13%), el consumo de tabaco (9%) y el exceso de glucosa en la sangre (6%). El sobrepeso y la obesidad representan un 5% de la mortalidad mundial.

La inactividad física está cada vez más extendida en muchos países, y ello repercute considerablemente en la salud general de la población mundial, en la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer y en sus factores de riesgo, como la hipertensión, el exceso de glucosa en la sangre o el sobrepeso.

Se estima que la inactividad física es la causa principal de aproximadamente 21–25% de los cánceres de mama y de colon, 27% de la diabetes, y aproximadamente un 30% de las cardiopatías isquémicas.

Además, la actividad física es un factor determinante en el consumo de energía, por lo que es fundamental para conseguir el equilibrio energético y el control del peso.

Es saludable porque no importa la edad a la que comiences a realizar ejercicio físico, siempre obtendrás un beneficio frente al cáncer. Además, controlarás el sobrepeso, reducirás el estrés, mejorarás el estado de ánimo y aumentarás tus relaciones sociales.

 

Recomendaciones para mantener una vida activa

Para los adultos es recomendable realizar ejercicio moderado al menos durante 30 minutos, cinco días a la semana. En niños y adolescentes es recomendable al menos 60 minutos.

También es importante incorpora actividades físicas en la vida diaria.

  • Sube y baja escaleras a pie, evitando el ascensor y accesos mecánicos siempre que puedas.
  • Si es posible, ve andando a tu trabajo. Si utilizas metro o autobús bájate una parada antes y finaliza el trayecto a pie.
  • Cuando estés viendo la televisión, aprovecha para hacer ejercicio (bicicleta estática, por ejemplo).
  • Elige el deporte que más te guste e intégralo como parte de tus actividades diarias. Si lo que te gusta es el baile, también es un buen ejercicio físico.
  • Cuando camines por la calle, hazlo a un paso ligero.

 

 

 

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer el próximo 4 de febrero y en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa Oleoestepa pone en marcha una campaña informativa y de concienciación sobre la importancia de la incorporación de hábitos saludable a la vida diaria como principal forma de reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

Durante una semana se van a difundir contenido informativo que sirva para tomar conciencia de lo mucho que está en nuestra mano para ayudar a prevenir el cáncer, aclarar dudas e intentar acabar con algunos mitos que perjudican más que ayudan en esa tarea preventiva.

En esta ocasión nos centramos en la importancia clave de una alimentación sana para reducir los riesgos de sufrir cáncer.

Como se indica desde el Código Europeo Contra el Cáncer, es posible reducir el riesgo de cáncer, hasta en un 18%, a través de una alimentación sana y el cuidado del peso corporal. Un reciente estudio señala que la dieta está directamente implicada en la iniciación y desarrollo de diversos tipos de tumores, como el cáncer de colon o de mama: un 40% de los tumores en hombres y un 60% de los tumores en mujeres tienen relación con la alimentación y más del 30% de las muertes por cáncer se deben a esta misma causa.

 

¿QUÉ PAUTAS DEBO SEGUIR PARA LLEVAR UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE?

Los especialistas recomiendan el “Plato para comer saludable”, propuesto por la Universidad de Harvard, y que está sustituyendo a la pirámide alimentaria que durante décadas ha sido clave en nuestras pautas nutricionales.

 

¿EN QUÉ CONSISTE EL PLATO PARA COMER SALUDABLE O PLATO DE HARVARD?

  • La mitad del plato debe contener verduras y frutas. Intenta meter algo de color y variedad y ten en cuenta que las patatas no cuentan. ¡Aprovecha ideas de la dieta mediterránea.  
  • Un cuarto del plato debe contener granos integrales como pasta integral, arroz integral o patata. También podemos incluir en este apartado las legumbres, que además de ser una buena fuente de proteína, también lo son de hidratos de carbono. Debemos sustituir el pan blanco, arroz blanco y otros granos refinados, por otros de origen integral.
  • La otra cuarta parte del plato debe incluir proteína saludable. Por ejemplo: pescado, pollo, legumbres o huevos. Estas proteínas combinan bien con las verduras y pueden ser mezcladas en ensaladas u otro tipo de recetas. Recuerda: limita las carnes rojas y evita carnes procesadas, como las salchichas o el beicon.

Se aconseja cocinar o aliñar con aceite de oliva virgen extra (AOVE) y evitar los aceites que contienen las grasas trans no saludables (son grasas presentes en bollería industrial o alimentos preparados). En cuanto a la sal, lo mejor es evitar embutidos, snacks, salsas y platos precocinados… todos aquellos productos que suelen contenerla en cantidades muy elevadas.

Para beber, toma agua, café o té. Y en cuanto a la leche y productos lácteos (queso, yogures naturales sin azúcar…) se deben consumir de 1 a 3 raciones al día, teniendo en cuenta que un vaso de leche es una ración de lácteo, un yogur media ración y un triángulo de queso, otra ración.

Lo más importante es enfocarse en la calidad de la dieta. Es más importante el tipo de alimentos que consumimos que la cantidad. Por ejemplo, es más importante que si consumimos aceite sea de oliva que de otro tipo. O que se trate de pan integral y no blanco.

 

¿QUÉ ALIMENTOS DEBO EVITAR?

Para la prevención del cáncer lo más recomendable es no tomar alcohol y eliminar de la dieta los alimentos ultraprocesados (es decir, alimentos muy transformados ricos en grasas y azúcares, como la comida rápida, bebidas azucaradas o repostería envasada hecha con harinas refinadas).

 

¿Y RESPECTO A LA CANTIDAD Y VARIEDAD?

Será diferente para cada persona, en función de su edad , talla y el estilo de vida. Evidentemente, hay personas que tienen necesidades diferentes, como los atletas o determinados enfermos, pero para la mayoría de las personas es bastante parecida. Si tienes alguna duda al respecto, acude a los profesionales sanitarios de tu centro de salud de referencia.

Aunque queda claro que la alimentación está relacionada enormemente con nuestra salud, cabe señalar que ningún alimento, por sí solo, produce cáncer ni puede evitar que desarrolles cáncer.

 

¿POR DÓNDE PUEDES EMPEZAR PARA SEGUIR UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE? 

Puedes empezar poco a poco, introduciendo pequeños cambios en tu alimentación. Por ejemplo, echando menos azúcar en el café. O incluyendo una pieza más de fruta al día, o un plato más de legumbres a la semana. También reduciendo el consumo de refrescos, bebidas azucaradas o alcohólicas y bebiendo agua durante las comidas y cenas. O pasarte al pan integral. Y atrévete a probar nuevas recetas que incluyan más verduras.

En definitiva, la alimentación es clave en la prevención contra el cáncer, y estos pequeños cambios pueden reducir el posible riesgo de desarrollar enfermedad.

Si quieres ampliar información te invitamos a conocer:

Aprovechamos para invitaros a descubrir nuestras propuestas de recetas pinchando aquí.

Junto a la actual pandemia del COVID-19, el cáncer es posiblemente la enfermedad sobre la que más bulos circulan en internet y redes sociales. ¿Quién no ha escuchado hablar, por ejemplo, de ‘superalimentos’ que todo lo curan o terapias milagrosas? El problema de estos mitos populares es que pueden generar falsas expectativas o miedos infundados que, además de desinformarnos, ponen en riesgo nuestra salud.

A continuación te mostramos los mitos más frecuentes para poner algo de luz ante tanto caos informativo.

“El cáncer es contagioso”

No, nunca. El cáncer no es una enfermedad infecciosa, por tanto, no se puede contagiar de una persona a otra. Sin embargo, cuando se padecen determinadas enfermedades infecciosas como el SIDA o la hepatitis (provocadas por un virus), existe un mayor riesgo de padecer algunos cánceres. En estos casos, se trasmiten el SIDA o la hepatitis y el cáncer es una posible evolución de estas enfermedades.

 

“El cáncer es hereditario”

Es poco probable. Sólo en algunos casos existe una cierta predisposición para padecer determinados tipos de cáncer (suponen un 5-10% del total de cánceres), el 90% restante son esporádicos, es decir, no se transmiten por herencia. Por lo que, el que haya distintos casos de cáncer en nuestra familia, no significa necesariamente que tengamos más probabilidades de padecerlo nosotros. En caso de que fuera genético, habría que seguir los medios de diagnóstico precoz indicados por su médico.

 

“Ya no podré trabajar ni hacer nada”

Depende de cada persona. En ocasiones, la enfermedad o los tratamientos hacen que la persona tenga algún grado de deterioro físico, y necesite, temporalmente, más reposo y descanso. Sin embargo, la mayoría de las personas pueden seguir realizando las actividades diarias habituales y, dependiendo del tipo de trabajo, no necesitan abandonarlo.

 

“No se puede saber nunca si el tratamiento funciona”

No es cierto. Para conocer cómo responde un cáncer al tratamiento, es preciso realizar una serie de pruebas que permitan valorar al médico la evolución del mismo. Sólo después de dicho estudio se podrá conocer si el trata – miento ha sido eficaz. El médico indicará qué pruebas son necesarias y cuándo es el momento más indicado para su realización.

 

“El cáncer es una lotería, si te toca, te toca; no se puede prevenir”

No es cierto. Existen una serie de tumores que sí pueden prevenirse (cáncer de pulmón, cáncer de colon…), otros pueden detectarse en fases pre-malignas, es decir, antes de que aparezca el cáncer (cáncer de cuello uterino) y otros pueden detectarse en fases precoces, como es el caso del cáncer de mama. De los diferentes tipos de cáncer, se conocen algunos de los factores que los producen. Si se evitan dichos factores o se modifican adoptando una serie de hábitos saludables, se podrá disminuir el riesgo de padecer dicho cáncer. Por ejemplo: el tabaco aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón, vejiga y renal, si evitamos su consumo evitaremos, en gran medida, el desarrollo de la enfermedad.

 

“La quimioterapia mata lo bueno y lo malo”

No es cierto. la quimioterapia se encarga de destruir las células que tienen un crecimiento anormal o muy rápido que son las malignas. Pero tenemos en nuestro organismo células que se reproducen a un ritmo muy rápido también y que no son cancerosas y, con frecuencia se ven afectadas (las células de la sangre, por ejemplo). Además, la quimioterapia puede tener efectos secundarios que en ocasiones producen limitaciones y síntomas limitantes y es por lo que mostramos más malestar.

 

“La manera de cocinar los alimentos no influye en el riesgo de padecer cáncer”

Falso. Es importante evitar alimentos muy fritos o muy asados a la parrilla, ya que la fuente calórica alcanza grandes temperaturas y además el alimento está en contacto directo con ella, por lo que los alimentos se queman con mayor facilidad, produciéndose benzopirenos (sustancias cancerígenas). Asimismo, no se debe de abusar de alimentos preparados con humo (ahumados), salazones, o conservados en vinagre (producción de nitrosaminas).

 

“El cáncer te toca, da igual lo que hagas”

Falso. está demostrado que el 60% de los cánceres pueden prevenirse evitando factores de riesgo como tabaco, alcohol, vida sedentaria, alimentación inadecuada… Así como con medidas de detección precoz, es posible identificar también lesiones premalignas.

 

“Los alimentos transgénicos tienen relación con la aparición de cáncer”

Falso. No existen estudios científicos que hayan relacionado los alimentos transgénicos con procesos oncológicos. Estos alimentos se modifican mediante técnicas de bioingeniería. Contienen genes no propios, es decir, genes provenientes de un organismo donante, que les confieren una característica nueva y mejorada respecto al organismo equivalente no transgénico. Pero no cambian los genes de la persona que los consume.

 

Esta información se enmarca en la campaña informativa y de sensibilización que ha puesto en marcha Oleoestepa en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa con motivo del Día Mundial contra el Cáncer que se celebra el próximo 4 de febrero, con la que se pretende resaltar la importancia de la incorporación de hábitos saludable a la vida diaria como principal forma de reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

 

Fuente: Asociación Nacional Contra el Cancer.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer el próximo 4 de febrero y en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa de Oleoestepa pone en marcha una campaña informativa y de concienciación sobre la importancia de la incorporación de hábitos saludable a la vida diaria como principal forma de reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

Durante una semana se van a difundir contenido informativo que sirva para tomar conciencia de lo mucho que está en nuestra mano para ayudar a prevenir el cáncer, aclarar dudas e intentar acabar con algunos mitos que perjudican más que ayudan en esa tarea preventiva.

Panorámica general

Junto a enfermedades cardiovasculares, la diabetes o la enfermedad respiratoria crónica, el cáncer supone uno de los principales retos de salud pública en la actualidad. Este grupo de enfermedades ya representa más del 70% de las muertes anuales en el mundo. En España, el cáncer se puede considerar como el problema sanitario, social y económico más importante. Cada año se diagnostican en torno a 275.000 casos nuevos y existen alrededor de 1,5 millones de personas afectadas por esta enfermedad.

Las enfermedades no transmisibles, o crónicas, son afecciones de larga duración y con una progresión generalmente lenta, que tienen su origen, en gran parte, en nuestros hábitos de vida. Así, los expertos de la salud señalan el consumo de tabaco, la mala alimentación, la falta de actividad física y el consumo de alcohol como los factores de riesgo que más influyen en la aparición de este tipo de enfermedades.

En el siguiente video informativo se aporta más información al respecto.

En general, no es posible saber con exactitud por qué una persona padece cáncer y otra no. Pero la investigación ha indicado que ciertos factores de riesgo pueden aumentar la posibilidad de una persona de padecer cáncer.

Los factores de riesgo de cáncer incluyen la exposición a productos químicos o a otras sustancias, así como algunos comportamientos. También incluyen cosas que la gente no puede controlar, como la edad y los antecedentes familiares. Los antecedentes familiares de algunos cánceres pueden ser un signo de un posible síndrome de cáncer heredado.

La mayoría de los factores de riesgo de cáncer se identifican inicialmente en estudios epidemiológicos. En estos estudios, los científicos ven grupos grandes de gente y comparan a quienes padecen cáncer con quienes no lo padecen. Estos estudios pueden mostrar que las personas que presentan cáncer tienen más o menos probabilidad de comportarse en cierta manera o de haberse expuesto a ciertas sustancias que quienes no presentan cáncer.

Estos serían los principales factores de riesgo de cáncer conocidos o sospechados que más se han estudiado. Aunque algunos de estos factores de riesgo pueden evitarse; otros, como el envejecimiento, no. Al limitar la exposición a los factores de riesgo que pueden evitarse, se puede disminuir el riesgo de presentar ciertos cánceres.

Según el estudio ‘Impacto económico y social del Cáncer en España’, elaborado por Oliver Wyman para la Asociación Española Contra el Cáncer, se estima que entre el 30 y el 50% de los casos de cáncer pueden ser evitados siguiendo métodos de prevención. Esto incluye tanto la adquisición de hábitos de vida más saludables, como la correcta implantación y participación en los programas de cribado destinados a la población en riesgo.

Para ayudar a reducir los riesgos de padecer cáncer desde el área de la Responsabilidad Social Corporativa de Oleoestepa se irán enviando durante esta semana informaciones, consejos y recomendaciones para incorporarlos en nuestra vida diaria.

 

Para ello a continuación detallamos algunos consejos para incorporarlos en nuestra vida diaria.

1. Come saludable: apuesta por una dieta mediterránea

Los cambios en la dieta (poca ingesta de frutas y verduras, alta ingesta de azúcar, grasas en exceso, productos carcinógenos, alta ingesta de sal) han aumentado considerablemente los índices de sobrepeso y obesidad. Las últimas cifras revelan que el 39,3 de los adultos españoles entre 25 y 64 años presenta sobrepeso y el 21,6% obesidad. Esto se resume en un aumento de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares o el cáncer.

Por ello, mantener una alimentación saludable, basada en la dieta mediterránea, es fundamental para reducir los riegos de padecer cáncer.

Si quieres saber cómo debe ser una dieta saludable para reducir los riesgos de padecer cáncer pincha aquí

 

2. Haz ejercicio físico cada día

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo). Por este motivo, la práctica de ejercicio físico es fundamental a lo largo de la vida por su capacidad de prevención de diversas enfermedades, entre ellas el cáncer. Existen suficientes evidencias científicas que demuestran que una vida activa físicamente puede reducir los riesgos, fundamentalmente, frente al cáncer de colon y de mama. Además, la actividad física regular contribuye a mantener el peso en los límites adecuados y evitar el sobrepeso y la obesidad.

En cuanto a la intensidad del ejercicio deberá adaptarse a cada edad. Por ejemplo, entre los 18 y 64 años se recomienda dedicar como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.

Puedes ampliar más información pinchando aquí.

 

3. ¡No fumes! Uno de cada tres cánceres está relacionado con el tabaco

Se sabe que el humo de tabaco contiene más de 4.000 productos químicos, de los cuales, al menos, 250 son nocivos y más de 50 causan cáncer. De hecho, el consumo de tabaco está relacionado con hasta 15 tipos de cáncer diferentes.

Por este motivo, la Asociación Española Contra el Cáncer ofrece apoyo para dejar de fumar a todo aquel que lo necesite, contando con una aplicación móvil, Respiraap, y una guía para dejar de fumar.

 

4. Tolerancia cero con el alcohol

Por último, cabe recordar que el alcohol es el factor de riesgo más extendido en la población española. El 62% de los españoles de entre 15 y 64 años lo ha consumido en el último mes. Casi el 10% lo consume a diario, siendo su consumo mayor en hombres.

El consumo de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de padecer entre otros, cáncer de la cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y mama. Si al consumo habitual de bebidas alcohólicas le añadimos el de tabaco, se multiplica el riesgo de padecer algunos de estos cánceres entre 10 y 100 veces respecto a las personas que nunca han fumado ni bebido.

La cantidad ingerida de alcohol unida a una dieta pobre en verduras, hortalizas y fruta, común en los bebedores habituales, desempeña también un papel importante en el aumento del riesgo. Por ello, la cantidad apropiada de alcohol para la prevención del cáncer es ninguna.

 

A continuación mostramos otros enlaces de interés para ampliar información.

La Realidad detrás de la palabra

Todo sobre la prevención del cáncer

Señales de alarma

 

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