Los árboles juegan un papel esencial en la conservación del medio ambiente. El Día del Árbol, 28 de junio, es una fecha que nos recuerda la importancia de proteger las superficies arboladas como una forma de asegurar que la vida en nuestro planeta siga siendo posible.

Debemos diferenciar este Día del Árbol con el 21 de marzo, Día Internacional de los Bosques, otra fecha para destacar el valor de los árboles y bosques y concienciarnos de la necesidad de preservar las áreas forestales.

Los árboles juegan un papel fundamental en la conservación del medio ambiente:

  • Liberan el oxígeno y transforman el dióxido de carbono (CO2) en biomasa, reduciendo el efecto invernadero.
  • Son reguladores de los ciclos hidrológicos contribuyendo a evitar inundaciones.
  • Previenen la erosión de los suelos, favoreciendo el desarrollo de la agricultura.
  • Constituyen el hábitat de especies de plantas, aves, mamíferos, reptiles y anfibios.
  • Contribuyen a regular el clima, reduciendo los efectos del cambio climático generado principalmente por el hombre.
  • Son una fuente de materia prima para la elaboración de medicinas, alimentos, papel, combustible (madera y carbón), fibras y otros materiales naturales como corcho, resinas y caucho.

Nuestra región mediterránea está identificada como una de las regiones europeas con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático.

Las inundaciones, los incendios forestales y los deslizamientos de tierras están entre los fenómenos que mayores daños causan, tanto en vidas humanas como económicos. En los tres casos, es evidente la relación con la presencia o ausencia de árboles.

El olivo, un árbol singular.

El escritor romano de origen gaditano, Columela, lo nombró “el primero de todos los árboles” en su obra De re rustica, escrita en el año 42 d.C.. A lo largo de la historia el olivo se ha convertido en un árbol legendario al estar presente en el crecimiento de la cultura grecorromana.

Aunque presente en los cinco continentes, con unos 850 millones de ejemplares según el Consejo Oleícola Internacional (COI), alrededor del 99% se encuentra localizado en la cuenca medite­rránea, especialmente en España, Italia, Grecia, Portugal y Turquía.

El olivo contribuye de forma significativa al desarrollo sostenible de estos países y a la conservación de sus recursos naturales. Por ejemplo, el CO2 que retiene durante el ciclo de cultivo es mayor que la cantidad de gases de efecto invernadero que emite a la atmósfera durante el proceso de elaboración del aceite de oliva.

En la antigüedad se le consideraba inmortal porque es una planta perenne, que destaca por su resistencia a la sequía y a las altas temperaturas, presentando una gran robustez y longevidad. De hecho, aún se conservan ejemplares milenarios, ya que si sus ramas enferman surgen nuevos brotes que le permiten sobrevivir.

 

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