Diego Rodríguez Sancho. Historias de maestros

Diego Rodríguez Sancho

Maestro de almazara de la Cooperativa de San Juan en Villanueva de San Juan (Sevilla).

Diego Rodríguez Sancho, maestro de almazara en la cooperativa de San Juan en Villanueva de San Juan, Sevilla.

Diego se considera un hombre con suerte. Al menos la tuvo hace 21 años cuando inició su actividad profesional en la cooperativa gracias a un sorteo en el que fue elegido aleatoriamente entre una decena de candidatos. “Es curioso cómo un momento de fortuna puede marcar la trayectoria profesional de una persona, y por supuesto, su vida” confiesa Diego.

Por aquel entonces había dos maestros, encargados de formarlos y de pasarles el testigo años más tarde, convirtiéndose entonces en maestro oleario, es decir, responsable de la producción de aceite de oliva virgen extra en la almazara asociada ubicada en Villanueva de San Juan, en plena Sierra Sur de Sevilla.

En cuanto a su labor durante la campaña, Diego tiene claro que “el que me busque seguro que me encuentra en la zona de descarga de aceitunas”, ya que considera clave una adecuada selección de las aceitunas para lograr un zumo de máxima calidad. “Una vez decepcionadas todas las aceitunas, toca la segunda parte, supervisar que todo está en orden en el molino” apunta Diego, señalando también la limpieza como una condición indispensable en todo el proceso productivo.

Una vez finalizada la campaña sus tareas principales se concretan en una revisión y puesta a punto de toda la maquinaria, renovando aquella que se queda obsoleta técnicamente.

La cooperativa asociada de Villanueva de San Juan tiene la singularidad dentro del grupo Oleoestepa de situarse en plena sierra, lo que marca significativamente la agronomía y las propiedades organolépticas del zumo resultante. “Aquí los principales enemigos son las heladas y la mosca, lo que afortunadamente no se da tanto en los territorios de las cooperativas asociadas” apunta Diego.

Echando una mirada atrás, le llama la atención la consideración tan relevante que ha conseguido la limpieza en los últimos años, como factor clave en el logro de zumos de aceitunas de máxima calidad. A este respecto, Diego recuerda que “cuando empecé las almazaras estaban llenas de barro, ramas y demás restos de la recolección, mientras que ahora se puede comer en el suelo”.

En cuanto a la integración de la almazara en el proyecto cooperativo de Oleoestepa hace ahora siete años considera que ha sido un antes y un después, siendo muchos y destacados los beneficios. “Antes no se controlaban la temperatura y, fue a raíz de entrar a formar parte de Oleoestepa, cuando comenzaron a tener asesoramiento técnico y tener en cuenta estos factores decisivos en la molturación” apunta Diego, que se muestra muy agradecido por los cursos de formación continua de Oleoestepa, con los que consigue estar al día de las últimas novedades del sector.

A lo largo de todos estos años, Diego ha recopilado muchas anécdotas entre las que recuerda aliviado como una noche mientras trabajaba en el molino entraron a robar. “Afortunadamente, todo se quedó en un gran susto”.

Todas las entrevistas de maestros de almazara:https://bit.ly/3g7NtuY

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