Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer el próximo 4 de febrero y en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa Oleoestepa pone en marcha una campaña informativa y de concienciación sobre la importancia de la incorporación de hábitos saludable a la vida diaria como principal forma de reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

En esta ocasión nos centramos en la importancia clave de la práctica de actividad física para reducir la probabilidad de sufrir cáncer.

La inactividad física constituye el cuarto factor de riesgo más importante de mortalidad en todo el mundo (6% de defunciones a nivel mundial). Sólo la superan la hipertensión (13%), el consumo de tabaco (9%) y el exceso de glucosa en la sangre (6%). El sobrepeso y la obesidad representan un 5% de la mortalidad mundial.

La inactividad física está cada vez más extendida en muchos países, y ello repercute considerablemente en la salud general de la población mundial, en la prevalencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes o cáncer y en sus factores de riesgo, como la hipertensión, el exceso de glucosa en la sangre o el sobrepeso.

Se estima que la inactividad física es la causa principal de aproximadamente 21–25% de los cánceres de mama y de colon, 27% de la diabetes, y aproximadamente un 30% de las cardiopatías isquémicas.

Además, la actividad física es un factor determinante en el consumo de energía, por lo que es fundamental para conseguir el equilibrio energético y el control del peso.

Es saludable porque no importa la edad a la que comiences a realizar ejercicio físico, siempre obtendrás un beneficio frente al cáncer. Además, controlarás el sobrepeso, reducirás el estrés, mejorarás el estado de ánimo y aumentarás tus relaciones sociales.

 

Recomendaciones para mantener una vida activa

Para los adultos es recomendable realizar ejercicio moderado al menos durante 30 minutos, cinco días a la semana. En niños y adolescentes es recomendable al menos 60 minutos.

También es importante incorpora actividades físicas en la vida diaria.

  • Sube y baja escaleras a pie, evitando el ascensor y accesos mecánicos siempre que puedas.
  • Si es posible, ve andando a tu trabajo. Si utilizas metro o autobús bájate una parada antes y finaliza el trayecto a pie.
  • Cuando estés viendo la televisión, aprovecha para hacer ejercicio (bicicleta estática, por ejemplo).
  • Elige el deporte que más te guste e intégralo como parte de tus actividades diarias. Si lo que te gusta es el baile, también es un buen ejercicio físico.
  • Cuando camines por la calle, hazlo a un paso ligero.

 

 

 

Junto a la actual pandemia del COVID-19, el cáncer es posiblemente la enfermedad sobre la que más bulos circulan en internet y redes sociales. ¿Quién no ha escuchado hablar, por ejemplo, de ‘superalimentos’ que todo lo curan o terapias milagrosas? El problema de estos mitos populares es que pueden generar falsas expectativas o miedos infundados que, además de desinformarnos, ponen en riesgo nuestra salud.

A continuación te mostramos los mitos más frecuentes para poner algo de luz ante tanto caos informativo.

“El cáncer es contagioso”

No, nunca. El cáncer no es una enfermedad infecciosa, por tanto, no se puede contagiar de una persona a otra. Sin embargo, cuando se padecen determinadas enfermedades infecciosas como el SIDA o la hepatitis (provocadas por un virus), existe un mayor riesgo de padecer algunos cánceres. En estos casos, se trasmiten el SIDA o la hepatitis y el cáncer es una posible evolución de estas enfermedades.

 

“El cáncer es hereditario”

Es poco probable. Sólo en algunos casos existe una cierta predisposición para padecer determinados tipos de cáncer (suponen un 5-10% del total de cánceres), el 90% restante son esporádicos, es decir, no se transmiten por herencia. Por lo que, el que haya distintos casos de cáncer en nuestra familia, no significa necesariamente que tengamos más probabilidades de padecerlo nosotros. En caso de que fuera genético, habría que seguir los medios de diagnóstico precoz indicados por su médico.

 

“Ya no podré trabajar ni hacer nada”

Depende de cada persona. En ocasiones, la enfermedad o los tratamientos hacen que la persona tenga algún grado de deterioro físico, y necesite, temporalmente, más reposo y descanso. Sin embargo, la mayoría de las personas pueden seguir realizando las actividades diarias habituales y, dependiendo del tipo de trabajo, no necesitan abandonarlo.

 

“No se puede saber nunca si el tratamiento funciona”

No es cierto. Para conocer cómo responde un cáncer al tratamiento, es preciso realizar una serie de pruebas que permitan valorar al médico la evolución del mismo. Sólo después de dicho estudio se podrá conocer si el trata – miento ha sido eficaz. El médico indicará qué pruebas son necesarias y cuándo es el momento más indicado para su realización.

 

“El cáncer es una lotería, si te toca, te toca; no se puede prevenir”

No es cierto. Existen una serie de tumores que sí pueden prevenirse (cáncer de pulmón, cáncer de colon…), otros pueden detectarse en fases pre-malignas, es decir, antes de que aparezca el cáncer (cáncer de cuello uterino) y otros pueden detectarse en fases precoces, como es el caso del cáncer de mama. De los diferentes tipos de cáncer, se conocen algunos de los factores que los producen. Si se evitan dichos factores o se modifican adoptando una serie de hábitos saludables, se podrá disminuir el riesgo de padecer dicho cáncer. Por ejemplo: el tabaco aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón, vejiga y renal, si evitamos su consumo evitaremos, en gran medida, el desarrollo de la enfermedad.

 

“La quimioterapia mata lo bueno y lo malo”

No es cierto. la quimioterapia se encarga de destruir las células que tienen un crecimiento anormal o muy rápido que son las malignas. Pero tenemos en nuestro organismo células que se reproducen a un ritmo muy rápido también y que no son cancerosas y, con frecuencia se ven afectadas (las células de la sangre, por ejemplo). Además, la quimioterapia puede tener efectos secundarios que en ocasiones producen limitaciones y síntomas limitantes y es por lo que mostramos más malestar.

 

“La manera de cocinar los alimentos no influye en el riesgo de padecer cáncer”

Falso. Es importante evitar alimentos muy fritos o muy asados a la parrilla, ya que la fuente calórica alcanza grandes temperaturas y además el alimento está en contacto directo con ella, por lo que los alimentos se queman con mayor facilidad, produciéndose benzopirenos (sustancias cancerígenas). Asimismo, no se debe de abusar de alimentos preparados con humo (ahumados), salazones, o conservados en vinagre (producción de nitrosaminas).

 

“El cáncer te toca, da igual lo que hagas”

Falso. está demostrado que el 60% de los cánceres pueden prevenirse evitando factores de riesgo como tabaco, alcohol, vida sedentaria, alimentación inadecuada… Así como con medidas de detección precoz, es posible identificar también lesiones premalignas.

 

“Los alimentos transgénicos tienen relación con la aparición de cáncer”

Falso. No existen estudios científicos que hayan relacionado los alimentos transgénicos con procesos oncológicos. Estos alimentos se modifican mediante técnicas de bioingeniería. Contienen genes no propios, es decir, genes provenientes de un organismo donante, que les confieren una característica nueva y mejorada respecto al organismo equivalente no transgénico. Pero no cambian los genes de la persona que los consume.

 

Esta información se enmarca en la campaña informativa y de sensibilización que ha puesto en marcha Oleoestepa en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa con motivo del Día Mundial contra el Cáncer que se celebra el próximo 4 de febrero, con la que se pretende resaltar la importancia de la incorporación de hábitos saludable a la vida diaria como principal forma de reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

 

Fuente: Asociación Nacional Contra el Cancer.

Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer el próximo 4 de febrero y en el marco de la Responsabilidad Social Corporativa de Oleoestepa pone en marcha una campaña informativa y de concienciación sobre la importancia de la incorporación de hábitos saludable a la vida diaria como principal forma de reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

Durante una semana se van a difundir contenido informativo que sirva para tomar conciencia de lo mucho que está en nuestra mano para ayudar a prevenir el cáncer, aclarar dudas e intentar acabar con algunos mitos que perjudican más que ayudan en esa tarea preventiva.

Panorámica general

Junto a enfermedades cardiovasculares, la diabetes o la enfermedad respiratoria crónica, el cáncer supone uno de los principales retos de salud pública en la actualidad. Este grupo de enfermedades ya representa más del 70% de las muertes anuales en el mundo. En España, el cáncer se puede considerar como el problema sanitario, social y económico más importante. Cada año se diagnostican en torno a 275.000 casos nuevos y existen alrededor de 1,5 millones de personas afectadas por esta enfermedad.

Las enfermedades no transmisibles, o crónicas, son afecciones de larga duración y con una progresión generalmente lenta, que tienen su origen, en gran parte, en nuestros hábitos de vida. Así, los expertos de la salud señalan el consumo de tabaco, la mala alimentación, la falta de actividad física y el consumo de alcohol como los factores de riesgo que más influyen en la aparición de este tipo de enfermedades.

En el siguiente video informativo se aporta más información al respecto.

En general, no es posible saber con exactitud por qué una persona padece cáncer y otra no. Pero la investigación ha indicado que ciertos factores de riesgo pueden aumentar la posibilidad de una persona de padecer cáncer.

Los factores de riesgo de cáncer incluyen la exposición a productos químicos o a otras sustancias, así como algunos comportamientos. También incluyen cosas que la gente no puede controlar, como la edad y los antecedentes familiares. Los antecedentes familiares de algunos cánceres pueden ser un signo de un posible síndrome de cáncer heredado.

La mayoría de los factores de riesgo de cáncer se identifican inicialmente en estudios epidemiológicos. En estos estudios, los científicos ven grupos grandes de gente y comparan a quienes padecen cáncer con quienes no lo padecen. Estos estudios pueden mostrar que las personas que presentan cáncer tienen más o menos probabilidad de comportarse en cierta manera o de haberse expuesto a ciertas sustancias que quienes no presentan cáncer.

Estos serían los principales factores de riesgo de cáncer conocidos o sospechados que más se han estudiado. Aunque algunos de estos factores de riesgo pueden evitarse; otros, como el envejecimiento, no. Al limitar la exposición a los factores de riesgo que pueden evitarse, se puede disminuir el riesgo de presentar ciertos cánceres.

Según el estudio ‘Impacto económico y social del Cáncer en España’, elaborado por Oliver Wyman para la Asociación Española Contra el Cáncer, se estima que entre el 30 y el 50% de los casos de cáncer pueden ser evitados siguiendo métodos de prevención. Esto incluye tanto la adquisición de hábitos de vida más saludables, como la correcta implantación y participación en los programas de cribado destinados a la población en riesgo.

Para ayudar a reducir los riesgos de padecer cáncer desde el área de la Responsabilidad Social Corporativa de Oleoestepa se irán enviando durante esta semana informaciones, consejos y recomendaciones para incorporarlos en nuestra vida diaria.

 

Para ello a continuación detallamos algunos consejos para incorporarlos en nuestra vida diaria.

1. Come saludable: apuesta por una dieta mediterránea

Los cambios en la dieta (poca ingesta de frutas y verduras, alta ingesta de azúcar, grasas en exceso, productos carcinógenos, alta ingesta de sal) han aumentado considerablemente los índices de sobrepeso y obesidad. Las últimas cifras revelan que el 39,3 de los adultos españoles entre 25 y 64 años presenta sobrepeso y el 21,6% obesidad. Esto se resume en un aumento de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares o el cáncer.

Por ello, mantener una alimentación saludable, basada en la dieta mediterránea, es fundamental para reducir los riegos de padecer cáncer.

Si quieres saber cómo debe ser una dieta saludable para reducir los riesgos de padecer cáncer pincha aquí

 

2. Haz ejercicio físico cada día

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo). Por este motivo, la práctica de ejercicio físico es fundamental a lo largo de la vida por su capacidad de prevención de diversas enfermedades, entre ellas el cáncer. Existen suficientes evidencias científicas que demuestran que una vida activa físicamente puede reducir los riesgos, fundamentalmente, frente al cáncer de colon y de mama. Además, la actividad física regular contribuye a mantener el peso en los límites adecuados y evitar el sobrepeso y la obesidad.

En cuanto a la intensidad del ejercicio deberá adaptarse a cada edad. Por ejemplo, entre los 18 y 64 años se recomienda dedicar como mínimo 150 minutos semanales a la práctica de actividad física aeróbica de intensidad moderada, o bien 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa cada semana, o bien una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas.

Puedes ampliar más información pinchando aquí.

 

3. ¡No fumes! Uno de cada tres cánceres está relacionado con el tabaco

Se sabe que el humo de tabaco contiene más de 4.000 productos químicos, de los cuales, al menos, 250 son nocivos y más de 50 causan cáncer. De hecho, el consumo de tabaco está relacionado con hasta 15 tipos de cáncer diferentes.

Por este motivo, la Asociación Española Contra el Cáncer ofrece apoyo para dejar de fumar a todo aquel que lo necesite, contando con una aplicación móvil, Respiraap, y una guía para dejar de fumar.

 

4. Tolerancia cero con el alcohol

Por último, cabe recordar que el alcohol es el factor de riesgo más extendido en la población española. El 62% de los españoles de entre 15 y 64 años lo ha consumido en el último mes. Casi el 10% lo consume a diario, siendo su consumo mayor en hombres.

El consumo de bebidas alcohólicas aumenta el riesgo de padecer entre otros, cáncer de la cavidad oral, faringe, laringe, esófago, hígado, colorrectal y mama. Si al consumo habitual de bebidas alcohólicas le añadimos el de tabaco, se multiplica el riesgo de padecer algunos de estos cánceres entre 10 y 100 veces respecto a las personas que nunca han fumado ni bebido.

La cantidad ingerida de alcohol unida a una dieta pobre en verduras, hortalizas y fruta, común en los bebedores habituales, desempeña también un papel importante en el aumento del riesgo. Por ello, la cantidad apropiada de alcohol para la prevención del cáncer es ninguna.

 

A continuación mostramos otros enlaces de interés para ampliar información.

La Realidad detrás de la palabra

Todo sobre la prevención del cáncer

Señales de alarma

 

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